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Las primeras ciudades del mundo surgieron hace entre quince y cinco mil años como asentamientos permanentes que poco tienen que ver con las urbes en las que vivimos actualmente. Las metrópolis han evolucionado hasta convertirse en aglomeraciones de edificios, pero también están caracterizadas por la cultura que albergan y la población a la que dan cobijo.
Desgraciadamente, por mucho que les guste o repugne la localidad en la que viven, ninguno de los habitantes de las distintas ciudades del mundo puede remodelarlas a su antojo: ni poner un parque cerca de casa ni cambiar los altos edificios por viviendas de una única planta.
Pero sí hay quien puede crear una nueva ciudad desde cero o modificar una existente, aunque ni siquiera viva en ella: los encargados de concebir las urbes ficticias de películas y series. Seguro que muchos de los espectadores se mudarían a estas ciudades sin pensárselo dos veces.
Si hay una ciudad ficticia cuyo nombre ha traspasado fronteras, esa es Springfield, el escenario en el que se desarrollan los capítulos de la serie ‘Los Simpson’. Aunque sus creadores no dan prenda sobre su ubicación real, se trata, supuestamente, de una población situada en algún punto de los Estados Unidos. Homer y su familia, así como el resto de personajes de la popular producción, recorren sus calles para ir a comprar un delicioso ‘fresisuis’ al Badulaque de Apu o a degustar una deliciosa hamburguesa en el Krusty Burguer. O tomar una cerveza en el establecimiento favorito del padre de la familia Simpson: la taberna de Moe.
Otra localidad ficticia que también parece estar ubicada en algún lugar de Estados Unidos es Twin Peaks, la población donde viven los protagonistas de la serie homónima, cuya tercera temporada se ha estrenado este año. Más allá de que el argumento cuente con algún que otro asesinato, la ciudad tiene mucho que ofrecer a sus ficticios habitantes: quién no querría acudir al Bang Bang Bar a tomar un refrigerio o a cenar a una de las salas del Great Northen Hotel, donde transcurren muchas escenas de la trama.
Alexandria era otra bonita ciudad estadounidense ubicada en Virginia, cerca de Washington. Destacaba, sobre todo, uno de sus barrios: una comunidad regida por la sostenibilidad que disponía de su propia red de abastecimiento por energía solar y un sistema de filtración de residuos ecológico. Si te gustaría mudarte a este hermoso vecindario, piensa que, además, la zona se convertirá en el refugio donde se concentran los pocos humanos que han sobrevivido en ‘The Walking Dead’. Así, en caso de que llegue el apocalipsis zombi, no tendrás que hacer las maletas.
Es comprensible, no obstante, que antes que vivir el infierno de una debacle, prefieras fijar tu residencia en el paraíso. Entonces puedes decantarte por un traslado a K’un-Lun, la ciudad ficticia de la que procede Daniel Rand, el protagonista con superpoderes de la recientemente estrenada serie ‘Iron Fist’, basada en los cómics sobre el personaje homónimo de Marvel. La hermosa K’un-Lun, más conocida como ‘la ciudad de los inmortales’ o ‘la ciudad de los malditos’, se encuentra (supuestamente) en las montañas del Tíbet y es una de las siete capitales del paraíso.
A pesar de que algunas de las metrópolis actuales llegan a alcanzar enormes dimensiones, ninguna puede superar en tamaño a Coruscant, la ciudad que ocupa toda la superficie del planeta del mismo nombre en la saga de películas de ‘La Guerra de las Galaxias’. Esta descomunal urbe, plagada de gigantescos edificios y grandiosas construcciones, era el centro de la República y dio cabida a numerosos políticos y personalidades de la historia, como la princesa Amidala, que vivió un tiempo en la localidad cuando ejercía el puesto de senadora de su planeta Naboo.
Pese a que los personajes de la popular serie de animación ‘Futurama’ viven en la ciudad de Nueva York, la localidad que podemos ver en sus capítulos no se parece nada a la real. Fry, Leela, Bender y sus secuaces pasan sus días en la versión de la urbe del siglo XXXI, reconstruida sobre las ruinas de la ‘vieja Nueva York’ y sembrada de modernos y futuristas edificios y habitantes de toda índole. Pero uno de sus mayores atractivos es, sin duda, el Museo Nacional de Cabezas, donde se exhiben las cabezas de los presidentes de Estados Unidos, desde George Washington hasta Bill Clinton, conservados con vida y alimentados con comida para peces.
Pero también hay opciones para quienes deseen huir de un futuro repleto de cíclopes y robots. ¿Por qué no regresar a la Prehistoria? La mejor alternativa para ello es Piedradura, la peculiar población habitada por los simpáticos personajes de la serie de dibujos animados ‘Los Picapiedra’.
De la mano de Pedro Picapiedra y Pablo Mármol, podríamos recorrer las calles rodeados de dinosaurios, tigres de sable y mamuts amigables. Además, no habría que preocuparse por la contaminación, ni por ir al gimnasio: los ‘troncomóviles’, los coches de madera que conducen los personajes, utilizan las piernas de los pasajeros como motor y no expulsan gases perjudiciales para la salud.
Los personajes de cuento que protagonizan la serie ‘Once Upon a time’ son enviados a la localidad ficticia de Storybrooke (en Maine) debido a un maleficio. Aunque sus habitantes no tienen ni idea de quiénes son en realidad, tienen la suerte de vivir en una bonita ciudad cuya versión real se encuentra nada más y nada menos que en Canadá. De acuerdo con sus creadores, Edward Kitsis y Adam Horowitz, la población fue concebida para ser atemporal, con lo que sus habitantes pueden disfrutar de comodidades como móviles y ordenadores, pero también de antiguos teléfonos y coches del pasado.
Otra de las ciudades más famosas del cine es Hill Valley, el lugar donde Marty McFly y su colega científico, Emmett Brown (más conocido como Doc) viven sus idas y venidas en el tiempo en la trilogía de películas de ‘Regreso al Futuro’. Quienes se atreviesen a mudarse a la localidad, supuestamente en California, podrían dar una vuelta en el famoso DeLorean, el coche convertido en máquina del tiempo por Doc, por la explanada adyacente al edificio de los juzgados. Además, tendrían suerte: mientras que la Hill Valley de 1985 vive sumida en el caos y el abandono, la de 2015 ofrece a sus vecinos sistemas de aeroconversión para que los coches puedan volar.
Y si lo que te va es el océano, ¿por qué no vivir en una piña debajo del mar? Puede que el simpático Bob Esponja no te preste su casa, pero seguro que encuentras alguna otra fruta o planta vacante en Fondo de Bikini, la ciudad sumergida donde vive el protagonista de la famosa serie de dibujos animados que lleva su nombre. La capital de los Estados Hundidos tiene las mismas prestaciones que cualquier urbe de la superficie: un palacio de justicia, un departamento de policía, un zoológico, museos y varios restaurantes, entre los que destaca El Crustáceo Crujiente y sus deliciosas ‘cangreburguers’.